AD Complutense Alcala

/ 25 de Febrero de 2013

Aunque los padres de nuestra AD muestran un comportamiento exquisito, en todas las circunstancias, se pierda o se gane, respetuoso con los contrarios y árbitros, se hace necesario recordar su papel fundamental en la formación integral de los alumnos.

Los padres debéis ser conscientes de que vuestros hijos os ven como una referencia. Todos vuestros comportamientos, gestos, palabras o acciones tienen repercusión en vuestros hijos. Os observan y tratan de imitarnos en la medida de lo posible. Un hijo intentará siempre hacer feliz a sus padres, que se sientan orgullosos de él. Así que vuestra responsabilidad es inmensa. Sois observados a diario, por tanto, vuestra labor educativa no cesa nunca. Cualquier momento o situación es un excepcional escenario formativo. En todos los años de historia de esta AD, hemos podido observar diferentes comportamientos de padres dentro de un campo de fútbol. Padres que son entrenadores frustrados que le dicen al entrenador dónde tiene que jugar su hijo, cómo tiene que jugar el equipo e incluso se atreven a dar instrucciones a su hijo o al equipo. Padres que no paran de gritar, corregir, situar de los jugadores, increpar a otros jugadores, rivales y, por supuesto, árbitros, insultar, desafiar, o mostrar agresividad. Padres convencidos de que su hijo es el mejor, que piensan que si el equipo pierde es porque el entrenador no tiene ni idea y que los jugadores no tienen el nivel de su hijo, así como si se ganan el partido, se muestra muy satisfecho porque su hijo ha sido pieza esencial y él ha influido, con su dirección del juego a base de gritos, en el resultado. Otra especie de padres en auge, son aquellos, denominados "representantes" que buscan el mejor equipo aunque tengan que desplazarse varios kilómetros. Su hijo tiene que estar con los mejores. Si no es así, ya se encargará él de traer jugadores para que su hijo esté en un equipo ganador. Si su hijo queda desplazado porque hay jugadores mejores, busca un equipo donde pueda tener protagonismo y hace lo posible para que su hijo sea conocido. Los padres "desfasados", son los que recuerdan su infancia y creen que el mundo no evoluciona. Se les reconoce por frases como: “En mis tiempos….” “Cuando yo jugaba…”. Les da igual que su hijo, en un entrenamiento, esté 45 minutos haciendo carrera continua porque él entrenaba así. Son partidarios de gritar a los niños de forma desmesurada porque así lo entrenaban a él. No valoran las condiciones tan favorables en las que entrenan sus hijos, se limitan a decir “lo nuestro tenía más mérito”. Son padres que se han quedado atrás en la evolución del fútbol. Padres "pasotas" no se interesan por el niño. Que les da igual la formación del niño, el entrenador, el club en el que están. Que no preguntan si han ganado o perdido. Que se limitan a llevar al niño al entrenamiento y recogerlo cuando termina. Rara vez, se les ve presenciando un partido. Para ellos, es una obligación que su hijo entrene en un equipo. Afortunadamente, nuestra AD se compone de padres que se interesan por la formación que va a tener su hijo. Tratan de conocer al entrenador, la formación que tiene y el trato que le da al niño. Nunca interfiere en las decisiones, planteamientos, entrenamientos, ni partidos. Siempre mantienen una actitud discreta de apoyo, animan a su hijo y al grupo de forma elegante y digna de elogio, no crean presión innecesaria, dan motivación y seguridad. Animan y apoyan al equipo sin protestas, insultos o desaprobaciones a los integrantes del equipo, del rival o al colegiado. Siempre ofrecen su vehículo para el desplazamiento. Felicitan a todos los jugadores del equipo y los anima si salen tristes porque han perdido. En definitiva, disfrutan del deporte a través de sus hijos. Para finalizar, queremos recordaros lo difícil que es dirigir y enseñar a un grupo de niños, a practicar el deporte que les gusta, como para que se produzcan situaciones difíciles o comprometidas ajena a la composición del equipo o club. Los alumnos en estas edades tienen que aprender a ganar y a perder por ellos mismos, fomentando unos valores como complemento a la educación, por lo tanto dejemos que disfruten, y dediquémonos a animarles cuando pierdan y felicitarles cuando ganen. Tampoco debemos de olvidarnos de facilitar la labor del entrenador, sin meternos en sus decisiones técnicas o tácticas, ya que lo mas ingrato de todo esto, son los “entrenadores frustrados”, que aunque “su idea” es de colaborar con el equipo, hacen todo lo contrario.